Nosotros

Escribe el Dr. Omar Jaén Suárez en su libro “La Región de los llanos del Chirú: “Después de la conquista del Chirú y de la destrucción de su estructura territorial, social, cultural y demográfica precolombina, pasa cierto tiempo, más de un siglo, durante el cual esta parte de la sabana panameña que hemos llamado, según su nombre antiguo, Los Llanos del Chirú, funciona como un espacio tropical amplio e indeterminado de una población escasísima que depende directamente de pequeños polos de dominación, distantes como la ciudad de Panamá o más cercanos como Natá antes de surgir y afianzarse Penonomé como uno de mayor porvenir. Todo sucede en un hermoso escenario geográfico rodeado de montañas medianas al norte en dirección este – oeste de la cordillera central que se acercan a los 1200 metros de altitud. Se trata de las alturas de El Valle de Antón y de Campana a las que se añade, al este, el solitario Cerro Chame, extrusión ígnea de más de 400 metros de altitud. Alturas que miran la extensa y grata sabana litoral suavemente inclinada frente al Pacífico, frente al Golfo de Parita, que es parte del gran golfo de Panamá. Esta planicie queda de cierto modo como una tabula rasa sobre la cual se habrá de inscribir un nuevo  ordenamiento espacial y se escribirá una nueva historia, la de los hombres de tres continentes que se encuentran por su voluntad o por la fuerza en esta parte del mundo”. 

Hubo un penonomeño en la historia de nuestro pueblo que se atrevió a soñar. Tal vez inspirado en el sacerdote coclesano Francisco Javier Victoria de Luna y Castro, que el año 1749, por Real Cédula, organiza la Universidad de San Javier o la propuesta que hiciera Buenaventura Correoso al crear, por medio de la Ley del 21 de enero de 1871, la estatal Universidad del Istmo. Es así que en la mitad  del siglo XIX llega a su pueblo con el título de doctor en derecho, el señor Nicanor Rosas. Para el año 1850, al amparo de la Ley 15 de mayo de ese año, que decretó la libertad absoluta de la enseñanza, organiza en su barrio natal, San Antonio, la Escuela de Derecho, Latín y Matemática, que funcionó en lo que ahora es la sala Isabel Begovic del Museo de Penonomé. Este  esfuerzo viene a ser el primer intento de organizar de manera formal la educación superior en nuestra Ciudad. De la escuela del Dr. Nicanor Rosas salieron valiosos hombres que organizaron nuestro país a inicios del siglo XX y que ocuparon puestos públicos de importancia para nuestra naciente República como convencionales, diputados, notarios, un procurador y un prefecto de Coclé.

Del Dr. Rosas diría en el año 1932 el Gobernador de Coclé: “En la alborada de este pueblo arrullado por el Río Zaratí legendario, surge entre las brumas de la época, un rayo de luz que se encarnó en el DR. Nicanor Rosas: creador auténtico de nuestras primeras escuelas privadas, para iluminar la tierruca y orientar sabiamente a los espíritus que se inquietaban por las conquistas educacionales, entonces en gestión, como artista que hace su oficio al calor de un esfuerzo inmortal”

Años más tarde, el primer presidente penonomeño, Dr. Ramón Maximiliano Valdés,  crea mediante Decreto 7 del 25 de enero de 1918, la Escuela de Derecho y Ciencias Políticas y una Facultad Nacional de Derecho; el 29 de mayo 1935, el también presidente nacido en Penonomé, Harmodio Arias Madrid, firma el Decreto Presidencial que crea la Universidad de Panamá, siendo su primer Rector el coclesano, Dr. Octavio Méndez Pereira.

Fue quizás el ejemplo de estos grandes hombres de Penonomé lo que nos sirvió de inspiración para formular, hace ya doce años, la propuesta de organizar en nuestra ciudad una universidad que naciera del trabajo de hombres y mujeres penonomeños. Una casa de estudios superiores con un nuevo cariz, la primera universidad de Penonomé y provincias centrales, que sirviera para elevar los niveles de desarrollo cultural en el Penonomé que, ya en el siglo XVII fuera conocida como la “Atenas del Istmo”, como nos narra el poeta Gaspar Rosas, gracias a los esfuerzos educativos de los penonomeños y a la existencia de bibliotecas privadas verdaderas universidades de autodidactas de provincia.

Saber, por ejemplo, que en Penonomé se realizan actividades culturales muy originales como lo son: La Feria de la Naranja, el festival acuático del carnaval, Arte en el Parque, Festival Cu cuá,  Festival del Tambor, Festival Internacional de  Poesía Penonomé en abril, el rescate del Corpus Cristi por el Grupo Cultural Raíces, Innovarte, Grupo de Teatro Itinerantes del Centro Universitario de Coclé o las publicaciones mensuales del periódico local “El Vigía” o las ediciones, en los últimos años, de nuestros escritores: Porfirio Salazar, Mariafeli Domínguez, Ramón Morales, Antonio Morán Pérez o los constantes conciertos de música tanto en la Biblioteca Fernando Guardia o en el auditorio Carlos Iván Zúñiga de la Universidad del Trabajo o la escuela de danza de Yaismir Rodríguez Checa o la de Danzas folclóricas del profesor Ramón Cepeda o la del profesor Francisco De León, sin olvidar el extraordinario trabajo del profesor José Arroyo en la plástica, los concursos literarios locales: “Cartas a un amor imposible” de la Biblioteca o el concurso de cuentos para jóvenes que promueve la Universidad del Trabajo.

En Penonomé tenemos tres de las cinco universidades estatales, cinco sedes de universidades privadas, cinco institutos superiores privados. En nuestro corregimiento tenemos tres escuelas públicas de educación media completas, tres escuelas de nivel medio privadas, que recogen una importante población que bien, ingresa a continuar estudios superiores o ve en el trabajo una salida a su “proyecto personal”.

Todos estos elementos nos hablan del interés de nuestra gente por crecer como seres humanos, por luchar por espacios de sana convivencia, en donde el crecimiento económico se acompañe, de alguna forma, por grandes propuestas culturales que guarden la esencia de Penonomé, la de pueblo culto.

El pueblo de indios de San Juan Bautista de Penonomé nace como un espacio geográfico en los llanos, en donde se traían indígenas de la montaña para evangelizarlos. De pueblo de indios fuimos, rápidamente, un pueblo mestizo, un lugar que fue creciendo en habitantes hasta ser lo que somos hoy, una ciudad que crece apresurada en mitad de los llanos. Por eso nuestro escudo tiene una espada que nos recuerda la conquista, a los antepasados que nos trajeron la religión y la maravillosa lengua con la cual aprendemos y enseñamos, pero también es un guerrero de oro con los brazos abiertos, que nos da la bienvenida a estas tierras; es, una brújula que marca los cuatro puntos cardinales haciendo énfasis en el sur, donde está el Océano Pacífico, es un negro esclavizado que rompe sus cadenas, pero también nos recuerda los cuatro elementos: agua, fuego, aire, tierra y de igual forma es una cruz dorada que se eleva más allá de los llanos y los montes, con un Jesús que está allí y que no vemos, porque el lugar de Jesús siempre será en medio de nuestro corazón.

Desde el día de aquel sueño hasta hoy han pasado muchos años. Mucho papel escrito, muchas correcciones, varias leyes, diversas versiones de un mismo tema. Diferentes verbos, varios sujetos, pero siempre el mismo sueño. Hemos visto y conocido mucha gente que han tocado nuestra propuesta, que la han visto desde lejos y de cerca, hasta llegar a esta realidad de hoy y podríamos decir que a pesar de todo, ha sido fácil, porque el camino que se ha recorrido no volverá. Difícil el camino largo que nos espera. Difícil construir los pilares sobre los cuales hemos de edificar las bases de nuestra universidad: la docencia, la investigación, la extensión cultural y el aseguramiento dela calidad.

La docencia por medio de profesores que no solamente tengan los títulos necesarios para ejercer la profesión si no que sean conscientes del poder transformador de sus palabras. De la valía del tono de su voz, de lo profundo de su pensamiento y de lo insuperable de su experiencia en el campo de la ciencia y del humanismo. Comprometidos siempre con el futuro de los seres humanos, de esos hombres y mujeres que irán a nuestras aulas para después enfrentar la vida toda.

La investigación como un mecanismo para la búsqueda de solución de los problemas de nuestra comunidad y nuestro país. Una investigación que sea también eje transversal en cada una de las asignaturas, para que la UDELLPA tenga como sello el método científico, la discusión inteligente y la propuesta sabia y humilde para formar gente valiente, sin miedo al futuro, convencidos de sus conocimientos.

La extensión cultural vista desde el ángulo de nuestra misión de tener que compartir con todos, que la universidad sea un espacio para la connivencia , el aprendizaje a todo nivel. Proyectarnos en nuestras comunidades a través de la música, el teatro, la pintura, así como también en la recolección de temas de interés regional y nacional que sean necesarios resguardar como parte de nuestro patrimonio literario, folclórico, de costumbre, pictórico, artesanal, culinario.

Hacer del Festival Internacional de Poesía “Penonomé en abril”, el festival literario más importante de nuestro país, orgullo de nuestra Ciudad y  nuestra gente.

El aseguramiento de la calidad como un proceso constante de evaluación de nuestro quehacer. Medir nuestro desempeño docente, administrativo, estudiantil. Valorar nuestras infraestructuras, nuestros equipos y recursos de tecnología. Evaluar constantemente para mejorar lo que hacemos y buscar soluciones para hacerlo y hacerlo mejor para no ser solamente los primeros, si no los mejores.

 

ACTO DE PRESENTACIÓN DE LA UDELLPA.

BIBLIOTECA FERNANDO GUARDIA, 7 DE JULIO DE 2018.

PENONOMÉ

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